Según consultores, la tramitación de este tipo de iniciativas hoy enfrenta un panorama distinto, marcado por la entrada de nuevas exigencias, una mayor duración de los procesos y la creciente participación ciudadana.

Los proyectos de generación de energía a partir de recursos renovables prosiguen su avance decidido, incrementando cada vez más su presencia en la matriz eléctrica nacional. En efecto, según el último Boletín del Mercado Eléctrico publicado por Generadoras de Chile, el 62% de la capacidad instalada del Sistema Eléctrico Nacional a diciembre de 2022 (33.218 MW) correspondió a energías renovables.

Lo anterior, a la vez, da cuenta de que en el último tiempo ha aumentado el ingreso de proyectos energéticos basados en recursos renovables al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

En revista Electricidad, conversamos con tres consultores, para saber si desde sus perspectivas el incremento de este tipo de iniciativas de inversión en el SEIA ha significado algún tipo de cambio o evolución en los procesos de evaluación ambiental.

De acuerdo con Pablo Galarce, gerente técnico de Gestión Ambiental Consultores (GAC), “los proyectos de energías renovables enfrentan hoy un escenario de evaluación ambiental cada vez más complejo debido a lo extensivo del uso del territorio, afectación de suelo y población en el entorno y, principalmente, afectación sobre flora y vegetación y avifauna”.

Junto con lo anterior, añade el experto, es preciso recordar que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) se encuentra desarrollando nuevas guías y criterios de evaluación ambiental que implican mayores estudios y análisis, y no solamente para los proyectos energéticos.

“A modo de ejemplo, a fines del año pasado se publicó la Guía de Criterios Técnicos para Campañas de Terreno de Fauna Terrestre y Validación de Datos, que sugiere la necesidad de efectuar hasta cuatro campañas de línea base en las distintas estaciones del año, en tanto, durante el mes de enero de 2023 han visto la luz una guía de evaluación de efectos adversos sobre recursos naturales renovables y, quizás la más novedosa hasta ahora, una guía metodológica para la consideración del cambio climático en el SEIA, con implicancias para el diseño de los proyectos, sus estudios de línea base y, por consiguiente, su evaluación ambiental”.

De acuerdo con lo anterior, opina Galarce, se prevé una mayor tecnificación en la evaluación, lo que motivará la implementación de nuevas metodologías y herramientas que, a su vez, deberán ser consideradas desde una etapa más temprana en cuanto al desarrollo de los proyectos de inversión.

Mayor duración y alcances

Por su parte, Luis Alberto Olcay, gerente general de Orbe Consultores Ambientales, estima que los proyectos de generación a partir de recursos renovables sí han evolucionado hacia una mayor complejidad: “Efectivamente, algunos de los proyectos de generación solar ya incorporan sistemas de almacenamiento de energía (BESS), además de su conexión a redes y a subestaciones más cercanas”.

Debido a ello, añade el consultor, “en estos proyectos se viene complejizando su evaluación ambiental, aumentando su duración, alcances, complejidad y mayores antecedentes de línea base”.

De igual manera, Mónica Reyne, gerente general y socia directora de Equilibrio Triangular Consultores, señala que en los últimos años el SEA “se ha visto con una gran carga de proyectos, por lo que tuvo que adaptarse y flexibilizarse en su proceso, optimizando varias etapas y logrando mantener los tiempos de duración de los procesos de evaluación”.

No obstante, agrega la experta, “cada vez la comunidad, tanto por el contexto social y político del país, ha tomado mayor relevancia dentro del proceso de evaluación ambiental, utilizando cada vez con mayor frecuencia la participación ciudadana como parte de proceso, lo que suma en complejidad y duración de la tramitación de los proyectos energéticos y de otras tipologías”.