“La meta de Chile para 2050 es llevar a cero la huella de carbono y, para que eso ocurra, se requiere de planes y acciones coordinadas, con alianzas público-privadas donde prime la búsqueda del bien común. Esto requerirá de una gran base política ambiental que considere todas las áreas, porque el nuevo enfoque debe ser integrado, no se puede seguir actuando de forma aislada, con medidas asiladas que realmente no son una solución como, por ejemplo, frente a un racionamiento de electricidad volver a operar las plantas generadoras a carbón”

Las últimas semanas hemos visto cómo vuelve a tomar fuerza la discusión sobre la forma de enfrentar el Cambio Climático, luego de conocer el alarmante informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre esta situación que, si bien es global, en nuestro país nos han llevado, entre otras cosas, a una crisis hídrica sin precedentes.

No obstante, sabemos que en época de crisis es donde se deben identificar las oportunidades y es necesario plantearse cuáles son los desafíos para el futuro inmediato en estos temas y cómo se visualizan soluciones razonables y sustentables, que se encuentran íntimamente vinculadas con las Energías Renovables No Convencionales (ERNC).

En el caso de la escasez hídrica, por una parte afecta a las actividades económicas relacionadas directamente con el agua como la agricultura, ganadería y procesos industriales. Y por otra parte, se requiere cada vez más energía para dar algunas soluciones a la falta de agua, como por ejemplo aumentar la capacidad de desalación de agua marina o generar combustibles limpios, donde la energía provenga del aporte de fuentes renovables (ERNC) como el hidrógeno verde y otros recursos naturales. Por esto, hoy se vuelve indispensable pensar en cómo aumentar la generación energética a partir de otras energías limpias.

A lo anterior debemos sumar que, para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), Chile está en plena descarbonización de su matriz energética (caso Ventanas y otros), pero este proceso no se puede sostener en la hidroelectricidad (por falta de agua y conflictos ambientales), por lo que es urgente ampliar la generación de energía y diversificar su matriz energética a partir de otras energías limpias como las ERNC, dada la ventaja estratégica que tenemos a lo largo de todo el país, con valiosos recursos renovables como alta radiación solar para proyectos de energía solar fotovoltaicos, biomasa, geotermia y vientos de alta magnitud para la energía eólica.

El mencionado último informe del IPCC dejó en claro que las actividades desarrolladas por la humanidad han sido las grandes responsables del aumento de las emisiones de CO2 y otros GEI, que se han traducido en un sostenido calentamiento global, proyectando en este reporte un aumento de 1,5 grados Celsius de temperatura media global en dos décadas (hacia el 2040,) lo que traería consecuencias irreversibles en los cambios de clima, estacionalidades, pérdida de agua por precipitaciones y aumento en la desertificación. Por esto es vital actuar ahora para evitar ese escenario, y concretar medidas sostenidas a gran escala que apunten a reducir los GEI, lo que nuevamente va en línea con la generación de ERNC.

La meta de Chile para 2050 es llevar a cero la huella de carbono y, para que eso ocurra, se requiere de planes y acciones coordinadas, con alianzas público-privadas donde prime la búsqueda del bien común. Esto requerirá de una gran base política ambiental que considere todas las áreas, porque el nuevo enfoque debe ser integrado, no se puede seguir actuando de forma aislada, con medidas asiladas que realmente no son una solución como, por ejemplo, frente a un racionamiento de electricidad volver a operar las plantas generadoras a carbón.

Si observamos algunos datos, vemos que hay avances importantes, pero la urgencia de la crisis nos exige apurar el paso. Por ejemplo, los proyectos de ERNC alcanzaron el primer trimestre del 2021 al 25% del total en la matriz eléctrica chilena, según datos de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento, ACERA; en cuanto a la capacidad instalada con ERNC, a la misma fecha, el 31,1% de la potencia neta total de la matriz corresponde a ERNC, y se compone de parques solares fotovoltaicos, eólicos, minihidráulicos de pasada, biomasa, termosolares y geotérmicos.

Como hemos dicho, Chile tiene condiciones naturales privilegiadas para generar energías limpias a partir del sol, viento, olas, etc., pero eso no basta. Se debe invertir en ellas para lograr las metas de descarbonización y aseguramiento del suministro eléctrico, y también se necesita normativas que las promuevan. Todo esto buscando la armonía social, ambiental y económica (triple impacto).

Se necesita, asimismo, de una articulación integrada entre las plataformas, organismos públicos y privados con mismos lineamientos y objetivos claros para participar de la tramitación ambiental de un proyecto, ya que al analizar el comportamiento de los últimos 2 o 3 años en relación a este tipo de proyectos de media generación de ERNC, no existe concordancia entre la cantidad y calidad de líneas bases evaluadas y exigencias, debido a una discrepancia respecto a los objetivos de la estrategia energética nacional con los objetivos sectoriales.

La normativa debe apuntar hacia una estrategia en común y los proyectos presentados deben cumplir esos requisitos, de modo de agilizar los procesos de evaluación y la urgente implementación de las plantas de ERNC para cumplir con las metas nacionales.

Así, la instalación de plantas de ERNC debe ser realizada de forma estratégica, sustentable, integrada e integral, considerando las características y necesidades de los territorios, definiendo zonas, resguardando suelos, sus ecosistemas y sus comunidades, apuntando a disminuir los GEI y apoyados por todos con estrategias integradas.

Por otra parte, quizá es necesario evaluar y aplicar mejoras  a la tipología del SEA, aprovechando la actual base de datos histórica de los proyectos que muestran bajos impactos y/o no significativos para flexibilizar los rangos de aplicabilidad de sus tipologías, como por ejemplo, hoy un parque solar menor de 3 MW no requiere evaluarse ambientalmente a través de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), mientras que los ERNC entre 3-9 MW sí, aún cuando sus evaluaciones y tramitaciones han demostrado que no tienen impactos significativos y ambientalmente ya se saben las precauciones y medidas preventivas para lograr construirlos sustentablemente. Entonces ¿por qué no aplicamos la mejora continua y el aprendizaje realizado al andar para modificar la actual normativa (por ej. DS40) flexibilizando donde no hay impacto y mejor utilizando las capacidades y los tiempos de toda la cadena de valor en la evaluación ambiental de los proyectos, de manera de ser mejor en costos y eficiencia para favorecer la inversión en más proyectos ERNC y optimizar los tiempos y costos de tramitación? Hay interés por invertir, lo que quedó en evidencia con los cambios normativos y regulatorios que dieron pie al boom del año pasado.

 Entonces, hacer frente a este desafío de forma eficiente depende del esfuerzo tanto del sector privado como del sector público. Al primero -empresas, inversionistas, consultoras- le corresponde presentar proyectos que cumplan la normativa y sean acordes a las exigencias sectoriales y al segundo, agilizar las aprobaciones, así como optimizar los procesos y hacer las modificaciones legales o reglamentarias necesarias aprendidas de su propia historia para responder a la urgencia de modificar la matriz energética nacional aumentando las ERNC.

De este modo, como país se podrá contribuir realmente, desde el sector energético, ayudando a detener el calentamiento global disminuyendo los GEI y de paso ayudar a abordar la crisis hídrica.

Para acelerar el cambio que se necesita y abordar este desafío con altura de mira, se debe actuar integral y coordinadamente, dejando de mirar los objetivos de manera sectorial e implementando acciones basadas en nuestros propios aprendizajes. Solo así es posible avanzar hacia un desarrollo realmente sustentable.

 

Fuente: https://www.paiscircular.cl/opinion/ernc-una-apuesta-segura-frente-al-cambio-climatico/